viernes, 18 de enero de 2008

Sueños

Me encuentro caminando por pasillos metálicos, anchos y poco iluminados. Al llegar a una intersección observo como se acerca un hombre-perro enfundado en armadura y con aire soberbio, destaca su collar de pinchos en el cuello. Con una correa arrastra sin esfuerzo a un humano gordo y seboso desnudo, pálido, en ropa interior, sudando y llorando, temeroso.

-No me gusta tu actitud.

Levanto mi arma y lo mato sin reflexionar, su cuerpo cae al suelo aflojando la correa, soltando al humano.

El hombre-perro desaparece en una luz, como su armadura y la correa. El gordo se libera, consigue levantarse y agradecido viene a arrodillarse hacia mí.

-Que asco de humanos. Traidores.

Disparo nuevamente mi arma.

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