Cuenta una leyenda urbana que, al parecer, cuando el Fürher hablaba, se podía recoger la suficiente cantidad de líquidos como para inundar Brooklyn tres veces... y eso solo por discurso
Por ello muchos historiadores barajan que tal vez esa sea la razón por la cual el público se cubría con capotes y chubasqueros, y no porque Berlín sea muy húmeda precisamente...
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