miércoles, 30 de enero de 2008

Con sabor a albaricoque

Cabizbajo ante el estante de la confianza se encontraba, no confiaba mucho en aquellos productos, aunque quizá por eso mismo existían, para salvaguardar la confianza de la gente, la marca de confianza se interesaba por sus clientes tanto como de sus ganancias y, tal y como decía en sus anuncios, ofrecía el mejor producto imaginable, la mayor dosis de confianza con sabor a menta y eucalipto transgénico, toda una delicia. Claro que quizá todo eso fuera puro marketing para obtener beneficio de un placebo que solo servía para engrosar las listas de deudas, en ese caso estarían engañando a la sociedad de un modo abusivo, y qué abusivo! los precios eran exhorbitantes, todo el mundo tenía que pedir préstamos para poder pagar una simple barrita de confianza, pese a lo innecesario de su concepción, todo el mundo podía confiar en sí mismo si quería, todo era cuestión de proponerselo. Se quedó un rato más pensando cabizbajo, al rato se levantó pesadamente y fue a dejar la compra en su sitio, solo tenía dinero para las dos barras de confianza de ese nuevo sabor sintético parecido al albaricoque, en el camino evocó el momento en que su madre le daba albaricoques y él los rechazaba, ahora nunca sabría qué sabor tenían los de verdad.

No hay comentarios: