viernes, 18 de enero de 2008

Chof - Parte II

El padre, con las cuencas de los ojos vacías, como un hoyo escarbado en tierra en el que se ha usado agua para ablandar la materia, al igual que el resto de la familia. Tenía sentado a un chico de no más de diez años en las rodillas, la espalda del primogénito se hundía en el agujero donde en otro momento se encontraban estómago, páncreas, intestinos y demás vísceras. Sin embargo, en lugar de estar abrazándolo, la mano y el antebrazo del hombre atravesaban la caja torácica del crío, dejándolo como una figurita de poner lápices, con la cabeza inclinada hacia la derecha. Al lado del patriarca, la santa madre yacía con la cabeza reposando sobre el hombro dislocado del marido, la boca abierta y desencajada de la mujer hacia pensar en más de un acto fálico, pero ni una gota blanca ensuciaba el abundante carmín que manaba de la cavidad oral de la preciosa mujer, ni los dientes, dado que no estaban, lo único que quedaba de ellos eran numerosos agujeros en las sangrantes, rasgadas y amoratadas encías, que casi se desprendían delicadamente encima de la lengua martilleada. Ésta abrazaba cariñosa y maternalmente el cuerpo violado de una criatura de unos dos años, cuya cabeza descansaba empalada por una de las manos de la ideal esposa, cuidadora de los suyos, que esta vez no pudo evitar la deliciosa masacre en la que habían sido enredados, nunca mejor dicho.
En general, la estampa no podía ser más artística, la armonía de colores era perfecta, resaltaba el rojo sangre por encima de todo, que hace conjunto perfectamente con el ocre del sillón mortal y los alegres azules y amarillos pastel de las vestimentas o las paredes, con sus pobres cuadros kitsch, y la moqueta, todo moteado de un sutil y provocativo bermellón. Delante del asiento familiar, en el suelo, desparramados con gusto, algunos juguetes de Playschool, unos patines rosa chicle con enganches lilas y un camión azul azafata con las ruedas verdes, las notas de color a una instantánea para la posteridad: La familia que permanece unida, muere unida… con estilo!Uah! Pensó nuestra protagonista al oír un ruido en la puerta, “quien será a estas horas?”, se preguntó, no obtuvo respuesta…Meeeek! Sonó el timbre y en un estado cardíaco fue a mirar quién era, pues no esperaba a nadie y ya era muy tarde. El corazón parecía salírsele de la boca, casi notaba el sabor… inesperadamente resbaló, con tan mala suerte de clavarse la esquina de una pata de la mesa en los dedos del pié, una corriente de dolor viajó rápidamente por su columna ametrallándole la nuca, le entraron unas ganas incontrolables de gritar, pero se mordió fuertemente la lengua, que sangró débilmente calmando su crispación. Intentó ponerse en pie, pero le dolía demasiado como para levantarse, así que permaneció inmóvil unos minutos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ale, ya me he leído la historia de chof entera, y espero impaciente los nuevos capítulos..^^