El poeta se había suicidado, esparcido sus sesos por toda la acera, derramada su sangre como un tintero frustrado por falta de inspiración.
Había muerto en este mundo feliz donde ya no existe la tristeza, en este nuevo mundo en el que la maldad, la beligerancia y la suciedad se han sustituido por bondad, paz e higiene.
Y es que ahora todo es mejor, los niños ya no lloran, las madres ya no riñen y los ancianos ¡Oh! Los ancianos ya no sufren. En este mundo tan cálido y acogedor donde la rutina no estresa como en los viejos e incivilizados tiempos, sino que, al contrario de esa horrorosa época con guerras y hambre, estimula al trabajador.
En este Edén se quiso quitar la vida manchando el buen nombre de la sociedad.
No tardaron en llegar una docena de patrullas del Orden en pos de controlar el batiburrillo de personajes que, estimulada su curiosidad, se acercaban al lugar. Luces, vallas y, a lo lejos, la dulce melodía de una sirena de ambulancia acercándose al compás de los centenares de peregrinos que formaban procesión, camino al lugar del suceso.
Para no ser menos, la tormenta y los periodistas hicieron acto de presencia en la madrugada oscura. Estos últimos vociferaban exaltados, imbuidos en trajes empapados mientras los focos quemaban sus caras.
-…suceso ha ocurrido a las 02:37.-quien hablaba era uno de los periodistas que narraban la noticia- El varón de raza blanca, de unos cuarenta años de edad ha saltado al vació desde un edificio de treinta plantas en Main Street. Las causas están aun por aclarar pero todo apunta al suicidio. ¡Sí! ¡Han oído bien! ¡Un suicidio!
Cada vez más y más gente se agolpaba para intentar descubrir lo ocurrido. Niños, adultos y ancianos se quedaban con la boca abierta, pasmados como si de un fantasma se tratara. Era inusual ver a un muerto en la calle, muy extraño, pero además en ese estado y con todo aquello esparcido a su alrededor no se había visto nunca desde el Cambio a Bien; seria una noticia sensacional.
-Nos ha proporcionado más datos
Poco a poco la gente se iba alejando del lugar, pero algo quedaría en su memoria, la historia de uno que ensució la acera, la dejó impracticable y, para más énfasis había entristecido a muchas personas. Cosas así se recuerdan durante mucho tiempo, el muerto… bueno, es normal ver gente morir de sobredosis de anfetaminas o en la carretera, accidentes siempre hay, o que algún esquizofrénico mate a alguien, también mueren en los deportes de cacería de humanos de la tele, o colgándose de puentes, sobretodo los niños, tienen cada juego más raro… un muerto más no tiene mayor importancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario