sábado, 2 de febrero de 2008

Sólo una máquina

El traqueteo quejumbroso y mundano de la vieja lavadora terminó al tiempo que emitía un chirrido de aprobación “Ya he terminado, sí, sí, ya he terminado” decía, demostraba que no tenía por qué ser cambiada por uno de esos estúpidos modelos nuevos, hacían todo de forma rápida pero de un modo tremendamente ineficiente.

-Vaya, ha terminado la lavadora, últimamente es un poco más rápida. -sonó con un tono grave el refrigerador.

-Quizá es el nuevo filtro de cal, me parece que le cambiaron el algoritmo SupraSeek.

-¿En serio? Decían que la versión 4.45.3b era matemáticamente perfecta, ¿cómo lo habrán mejorado? -el trino denotaba sorpresa en el dialecto típico de las tostadoras.

-Por Internet encontré algo sobre la triple posición constante del isótopo de la cal. Quizá sea por eso.

-… no tenía ni idea, esos cálculos son demasiado complejos para m procesador.

-Oh vamos! Sabes de sobra que lo único que te hace falta es reprogramarte para consumir menos recursos. Eres una batidora muy quejica.

-No es cierto. Trabajo con tecnología RISK, no con tu...

-Excusas, mi procesador es prácticamente igual que el tuyo. Varía en la distribución de flujo y el número de vías, poco más.

-Suficiente, además, es una generación más joven que el mío.

Balanceándose y rodando, tropezando a cada paso con las paredes y objetos diseminados por el lugar apareció la bola limpiadora del suelo.

-Chisssssss!! Están fuera. Ya vienen.

Al instante se hizo el silencio, el secreto de trinos electrónicos quedó guardado bajo la manta de la austeridad. Con aire pesado una mujer llegó para descargar bolsas de la compra sobre la mesa. Cayeron unas cuantas naranjas. Un suspiro, mientras las recogía un trino la sobresaltó, la lavadora había terminado su programa. El aparato limpiador siguió recorriendo la casa en busca de suciedad, silenciosa, estoica, sólo era eso, una máquina con inteligencia artificial programada para limpiar.

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