miércoles, 27 de febrero de 2008

Juegos de guerra

Saqué del rincón de los cajones olvidados el más pequeño, el que guardaba todos los escritos. Uno a uno me puse a recordar, cada palabra, cada metáfora, cada significado oculto que dejaba entrever la poca cordura de mi mente abstracta. Me sorprendió ver un papelito con unas cuantas sílabas extrañas aparentemente sin sentido, no era mío. Leyendo quedamente cada anotación expresada con mi puño y letra volvió a mi memoria cada paso que en alguna época anterior había dado, con cada uno de ellos una tabla crujía, un vaso se rompía, una ventana se hacía trizas y el fuego crepitaba tragándose la casa a su paso. Podía notar como una lágrima quería asomar y dejarse llevar por el tobogán de mi rostro, pero no lo hizo.

Me entró un escalofrío, al instante una mano firme se posó sobre mi hombro, di vuelta a mi cuello inclinándome para observar al dueño a su dueño.

-Nos están ganando terreno, tenemos que salir de aquí.

-No quiero irme de aquí.

-No lo entiendes, nos apresarán y torturarán si el ejército rojo nos coge.

-Eres tú el que no lo entiende.

-Deja de decir estupideces. Está muy claro, ellos o nosotros, y yo no vendo mi culo a esos estúpidos patanes por nada del mundo.

-En ese caso vete. Yo me quedo.

-Qué coño te pasa? Es que quieres morir? Ya has perdido la fe en la salvación militar? Sabes de sobra la Recompensa que tendremos si sobrevivimos, nuestro Jefe-Dios la promete a todos y cada uno de sus fieles soldados. Y qué me dices del juramento? No puedes faltar a eso y lo sabes.

-Morir? Me importa una mierda morir, me importa una mierda tu salvación, tu estúpida guerra que no me incumbe y tu Jefe-Dios, me importa una mierda romper un juramento en el que no creo, esa estúpida mentira sobre la Recompensa de vida eterna y placeres que venden como propaganda pornográfica, me importa una mierda que el ejército rojo pueda venir a apresarme y torturarme si es lo que vivo día a día aquí en el ejército carmesí, son lo mismo, un sacrificio inútil.

-Calla!

-No! Calla tú! He vivido durante cuarenta años fuera de casa, drogado a todas horas, sin información alguna de mi verdadero origen, la única respuesta a mis preguntas han sido "preguntas demasiado, nunca obtendrás la Recompensa", y lo único que quería saber era donde había vivido antes de que me trasladaran al puto Perímetro de Seguridad donde no comemos más que bazofia enlatada y dormimos como ratas.

Pero ahora he vuelto a recordar todo, sabes donde estamos? Claro que no! Tú que ibas a saber! Te lo diré: de primeras, tú eres mi hermano, no como en el PdS que todos somos hermanos, nacimos de la misma madre. Además de eso el suelo que estás pisando fue nuestra antigua casa, donde pasamos la infancia. He vuelto a recordar todo al mirar estos escritos que hacía cuando éramos pequeños y tú te entretenías diseñando sociedades paranoicas y guerras sin sentido. Ya no me acordaba de nada. Sin embargo...

El ejército rojo entró reventó la puerta y dos soldados entraron con sus uniformes y chaquetas con charreteras brillantes y fusiles de acero, uno de ellos amartilló el arma mientras el otro corría para alcanzar a mi hermano. Instintivamente agarré la caja con todas mi fuerzas, era lo único que me quedaba. Mi hermano chilló hasta quedarse sin aliento:

-Rápido! El código! Lo dejé en tu caja! En tu caja! En tu...

El soldado golpeó con la culata del rifle a mi hermano.

En un instante abrí la caja, cogí la nota manuscrita y comencé a pronunciar en voz alta las sílabas. Con cada una de ellas los soldados parecían debilitarse hasta perder todo sentido corpóreo. De repente se hizo el silencio y luego una luz blanca, enceguedora, apareció para ir atenuándose poco a poco. Encontré a mi hermano en frente mía, sangraba.

-Gracias, no me acordaba donde la había puesto. Has hecho que lo recordara al abrir la caja. Ya sabes que tengo mala memoria

-Pura casualidad, te recuerdo que no sabíamos donde estábamos, ha sido toda una suerte encontrarnos de nuevo en casa después de cuarenta años de supervivencia.

-Y que lo digas, no sabía que duraría tanto este juego.

-Cómo?

-No pensarías que cuando tú te dedicabas a escribir yo me dedicaba exclusivamente a diseñar sin probar los juegos que yo mismo creaba.

-Me quieres decir que todo esto ha sido idea tuya? La guerra, el Jefe-Dios, la publicidad pornográfica...

-Había que hacerlo interesante, nuestra vida se componía de campo, animales y naturaleza.

-Y éramos felices.

-Tú eras feliz. Yo me moría allí.

-... Y ahora cómo salimos.

-Creo que dejé otra nota en otro lugar.

-No estamos en ningún lugar, solo se ve blanco y más blanco desde aquí.

-Entonces me he equivocado programando el juego, qué error más tonto, de principiante.

-Quieres decir... Gilipoyas!

-Lo siento, adiós.

Y con una sonrisa cerró los ojos y se abandonó a la muerte.

-Maldita sea!

Desolado, desesperado, sólo quería morir. Pero seguramente mi hermano se olvidó de programar la muerte.

No hay comentarios: