viernes, 28 de diciembre de 2007

Carrera desesperada

Huíamos, quedábamos solo cinco o seis y la huida era nuestra única salvación. Escapar de sus garras era la vía para la supervivencia. Por suerte gozábamos de una pequeña ventaja, y tan pequeña, nuestro tamaño era en cinco veces inferior a nuestro perseguidor, lo cual nos permitía acceder a escondrijos donde no nos podía alcanzar, pero su ingenio e insana obsesión por cazarnos nos mantenía a la expectativa de una nueva huida al poco tiempo, debíamos permanecer en alerta todo el tiempo. De nuevo conseguía alcanzarnos y de nuevo corríamos para salvar nuestras vidas una vez más, no había respiro.

De repente… Tim? Dónde está Tim? Y a nuestra espalda el rugido de la bestia confundiéndose con chillidos de agonía, lo había cogido por los brazos y lo levantaba. Al instante se hizo el silencio y la bestia aulló de placer reanudando la persecución hacia nosotros, no pude mirar, solo imaginarme la bestia disfrutando al engullir a Tim como si fuera un canapé me provoca nauseas, ya no se puede hacer nada por él. En mi corazón resonaba un desgañitado grito de desesperanza. Cuántos quedamos? Cuanto durará esto? Cuando sucumbiré yo, presa de la bestia o de la desesperación y angustia? Qué más da, solo queda huir.

Ya no recuerdo cuándo entramos aquí, solo sé que éramos un grupo heterogéneo en cuanto a sexo y color se refiere, estamos solos en un mundo de criaturas gigantes de las cuales solo una nos persigue con extremado fanatismo. La bestia malévola y sanguinaria.

Nos encerraron en un pequeño cuarto mientras dormíamos, al despertar en él me embargó la incertidumbre por primera vez. Recuerdo haber pensado entonces qué cuarto era aquel, oscuro y frío, mi mente estaba confusa, mi cuerpo entumecido por el sueño, algunos de los presentes me resultaban vagamente familiares, incluso tenía una sensación de Dejà Vu, de haber vivido esta misma situación antes, en otra ocasión. Se me ocurre que podríamos haber coincidido tiempo atrás en otro lugar, pero… Cuándo? Dónde?

En la habitación algunos de nosotros comenzamos a conversar, ninguno sabía donde estaba, el miedo se apoderaba de nosotros y solo teníamos una puerta de descomunales dimensiones por la que salir de allí. Decidimos afrontar lo que el destino nos deparara, ayudándose dos de los más altos del grupo treparon hasta un saliente y abrieron la puerta, salimos todos en tropel quedando solo uno de nosotros, inconsciente, en el suelo.

La primera imagen que vi fue el grupo corriendo por un largo pasillo hasta una luz que se vislumbraba al fondo. Y nada más terminar el pasillo vimos a la bestia, tan grande y aterradora, por instinto aceleramos nuestros pasos hacia lo que parecía ser la salida del habitáculo en el que estábamos encerrados, a lo lejos veíamos la vegetación de nuestro propio planeta, debíamos ir allí, pero la bestia nos perseguía.

Es ahora donde me encuentro, escondido en los matorrales de este inmenso jardín, mientras reflexiono estas palabras escucho un ligero tintineo que se va haciendo más agudo golpe a golpe. Tin, tin tin tín. Y otra de las bestias, en nuestro propio idioma vocifera agudamente.

-Venga chicos! A comer! Solo faltáis vosotros! John! Deja a los críos en paz, es hora de comer. – Tío John se entretiene ahora haciendo cosquillas a Phillie. Quien lo llama es la madre de Tim, parece que ya es nuestro turno de sobrevivir decentemente. Mmm!! Seguro que de postre habrá tarta.

-Elissa, tu hijo está todavía durmiendo? Te importa ir a despertarlo? A tía Elissa casi no la conozco, vive muy lejos de aquí y hace años que no viene.

Tio John corrió detrás de todos nosotros una vez más para que entrásemos a casa.

Y aquel día todos los presentes lo pasamos en grande con las bromas y juegos de tío John.

No hay comentarios: